sábado, 3 de enero de 2015

Birthbed Epitaph

Nace una gris mañana de los años
en que los cielos estaban
bajo el astro del león
y del camello devorado con violencia,
la noche decorada de rosas
con olor a adolescencia incontrolable.

Nace la hija de las mismas bestias
que lucieron los astros.
Y con ella el andar agazapado,
los ojos despreocupados
salvajemente abiertos
coronando un talle ceñido al alma,
ceñido como estas líneas
rodeadas de piel blanca.
Nace el veneno de su carne.

Nace una mujer que sube la montaña,
cargando un corazón
desbocado entre sus brazos.
Un corazón esclavo de sus designios
que llora e implora.

Nace el fervor divino y sin razón,
la conjuración y los rezos,
las artes amatorias más sacras
cantadas con ritos palabrescos.  

Nace pues, la emoción inasible, avolitiva,
y descontrolada que aquí descansa.

Y con su eterno dormitar,
aquel  letargo que marca el fundamento
de esta ciencia desvergonzada
aún tan llena de escarnio
que es la poesía,
la mujer tira el corazón a una cueva,
y ahí nace un niño
bajo el astro del demiurgo.  

03-01-15